Los jóvenes tienen mucho que hacer hoy en día, y aunque las cosas parezcan tranquilas y frías por fuera, podría haber problemas bajo la superficie que afloran en momentos inapropiados.
Por eso, los Boys & Girls Clubs del condado de Elkhart están trabajando para ayudar a fomentar las conexiones y un sentido de pertenencia mientras están en el Club. En el Club Nappanee se ha instalado una sala sensorial para dar apoyo a los niños cuando más lo necesitan.
Los niños pueden ser enviados a la habitación cuando las emociones están a flor de piel o simplemente necesitan un lugar tranquilo para restablecerse. Cuando llegan, la Directora de Servicios de Salud Mental, Natasha Lantz, les pide que identifiquen la zona emocional que sienten, guiándose por una tabla con códigos de colores. Se enumeran diferentes experiencias y emociones, que van desde el pánico y el enfado hasta la felicidad y la concentración.
Una vez identificada la emoción, se anima a los niños a regularla mediante la respiración y ejercicios físicos básicos.
“A veces no quieren regularse enseguida. Pueden ser necesarios muchos intentos con distintas actividades para conseguir controlar esas emociones”, explica Lantz. “No se puede meter a los niños en una caja. Hay que estar dispuesto a adaptarse al individuo”.
A medida que se regula la emoción, los niños eligen tres actividades con las que trabajar: desde juguetes sensoriales hasta juegos de mesa y actividades físicas. Después de dedicar tiempo a esas actividades, Lantz pedirá a los niños que vuelvan a evaluar su zona emocional, con la esperanza de demostrarles que han mejorado.
Una de las actividades consiste en sentarse en silencio dentro de un tipi que Lantz ha creado en la sala.
“Un niño de una de nuestras salas se metió en el tipi y se envolvió en una manta para calmarse y funcionó. El resto de la sesión fue bien”, dijo.
La mayoría de las sesiones duran entre 20 y 30 minutos y se realizan con un solo niño cada vez.
“¿Qué quieren los niños? Quieren que alguien les escuche y les guíe. Esto les ayuda a saber que tienen control sobre sus decisiones y las medidas que toman”, afirma Lantz. “También les ayuda a aprender a gestionar sus emociones y les hace saber que un adulto les escucha”.
La Directora de Área de Nappanee, Mandy Gerber, dijo que se alegra de que puedan ofrecer este servicio a los socios del Club.
“Queremos hacer todo lo posible para que la experiencia del Club sea positiva para nuestros chicos. Si sienten ansiedad, queremos ofrecerles un lugar que les ayude a relajarse”, afirma Gerber.
Existen salas similares en Elkhart, Middlebury y Goshen.