Cuando te apasiona inspirar y dar autonomía a los niños, ningún otro trabajo te parece el adecuado.
Jeremy Hackbarth supo hace mucho tiempo que tenía la capacidad de extraer de los adultos lo que le inspiraba y darle la vuelta para compartirlo con los demás.
Hackbarth se incorporó a los Boys & Girls Clubs del Clubhouse de Nappanee del condado de Elkhart como supervisor deportivo tras haber participado en grupos juveniles en la Nappanee Missionary Church.
“Siempre he sabido que conecto con los niños cuando algunas personas creen que no pueden hacerlo. Creo que es porque me topé con mucha gente así cuando era niño”, afirma. “Quiero ser la persona más agradable que pueda para los niños, para ayudarles a desarrollarse y verles crecer”.
Hackbarth pasó los dos últimos veranos trabajando en el campamento de verano de la iglesia para estudiantes de secundaria. Dijo que su voluntariado allí consolidó su compromiso de trabajar con jóvenes adultos, niños y adolescentes. Su trabajo en un centro de rehabilitación confesional también reforzó su deseo.
“Me encantó trabajar con los hombres y escuchar sus historias, pero quiero llegar a ellos antes de que tomen esas decisiones. Si podemos detenerlos ahora, tomarán mejores decisiones más adelante”, afirmó.
Hackbarth dijo que los jóvenes necesitan ver la luz en una buena dirección para poder emprender el camino hacia el éxito.
“De niño veía a gente con luz y quería ser como ellos”, afirma. “Creo que lo más importante para mí es animarles. Quiero que sepan que pueden hacer algo en lugar de detenerse porque creen que no pueden”.
En el gimnasio, hace hincapié en el trabajo en equipo.
“Cuando tienes gente a tu alrededor que te apoya, incluso a esa edad tan temprana, ayuda. Intento hacer actividades en las que todos puedan participar. Intento enseñarles que pueden trabajar juntos en ciertas cosas y simplemente ser amables unos con otros para obtener resultados.”
Hackbarth afirma que de niño sufrió a veces acoso escolar, pero que el deporte le creó un espacio seguro. Quiere asegurarse de que todos los niños tengan un espacio seguro en el Club, incluso cuando tengan un mal día.
“Mi primer instinto no es disciplinarles, sino ayudarles a superar lo que sea que les esté causando ese problema”, explica.
Hackbarth señala de nuevo la sabiduría que adquirió de un mentor adulto.
“Hubo algo que alguien me dijo hace mucho tiempo. No quiero que parezca que estoy presumiendo, pero me dijo: ‘Tienes la habilidad de hacer sentir a todo el mundo como si fuera tu mejor amigo’. Siempre he llevado eso conmigo, e intento hacerlo siempre que conozco a alguien”.